domingo, 14 de febrero de 2010

SOY TU NENA: LA YEGUA EN EL HIPODROMO (CHISTE FACIL)

En Dreamgirls interpretaba a Deena Jones, bellísima mujer con enorme potencial, ojos de perrito triste, opaca y sin brillo. En cambio, en Austin Powers Goldmember hizo de la supercool Foxy Cleopatra. Más onda que ella no tiene nadie. En el show del Hipódromo de San Isidro, anteanoche, Beyoncé Knowles demostró que, como mínimo y para empezar, es una excelente actriz capaz de hacerte creer lo que tenga ganas.



De hecho, el espectáculo de su gira I Am cuenta con un argumento no completamente explícito, pero que permite presenciar la lucha entre Giselle (así es su segundo nombre) y Sasha Fierce, alter ego de esta mega-diva negra. La primera es algo aniñada, no menos sensual y capaz de vestirse completamente de blanco para interpretar el Ave María. Sasha, cuenta ella y lo mostró en el escenario, es bastante más descontrolada. La insinuación está impresa en cada uno de sus movimientos, y eso que son muchos.

Podría resultar saludable obviar la palabra voluptuosidad y todo lo relacionado con su físico. Lo mismo con la moda, accesorios, brillos y animal print. Sin embargo, es imposible por el lugar que la artista le otorgó en el recital. Sonaron algunas de sus últimas composiciones: Halo, If I Were a Boy, Ego y Diva Standard, y sólo paró para cambiar -una vez tras otra- su vestuario. Además, las bailarinas usaron lo más ajustado del mercado y a los bailarines se les distinguían los abdominales desde el río. Parece que el traje de baño entero está de moda, al menos después de que las chicas vieran a Beyoncé paseándose con uno blanco para cantar.

R&B, neo soul o pop-con-citas-a-la-música-negra, es un género muy popular en los Estados Unidos (Kelis, Maxwell, D'angelo y Lauryn Hill son artistas que en este país no han tenido demasiada difusión más allá de algún tema). Beyoncé es para esta música lo que Shakira es para el pop latino. Aunque con su actual disco, I Am Sasha Fierce, pretenda alejarse del ritmo que la caracteriza, durante el show los temas que mejor funcionaron fueron obras maestras de la ingeniería de producción del comienzo de su carrera, como Crazy in Love, Naughty Girl y el proto-reggaeton Baby Boy. También Say My Name y Bootylicious de su ex banda Destiny's Child generaron baile y lograron que el nivel de griterío creciera por encima de la media que acompañó el show.



"Madonna es un poroto al lado de ella", asegura un fan. En San Isidro la mayoría son chicas y le gritan: "Diosa". Otras dicen: "Me encanta que tenga una banda donde sólo toquen mujeres, es re feminista".

La Big Band de señoritas permitió que el show nunca cayera en una meseta: dos baterías, percusión, dos teclados, sección de vientos, guitarra, bajo y tres coristas. De todas maneras, quien supo cantar Independent Women para la banda sonora de Los ángeles de Charlie se mostró más como una geisha o alguien que quiere caerle bien a todos que como una defensora de los derechos de sus pares de género, actitud que creció en el transcurso de la noche.

Más allá de lo sexual de las coreografías y sus distintos escotes, también buscó cámaras amateur para posar de cualquier forma, bailó con una camiseta de la Selección Argentina en la mano, le cantó el feliz cumpleaños a varios de los presentes y terminó con la siguiente frase: "Yo soy de ustedes".«

domingo, 7 de febrero de 2010

FALLIDO


FRASE DEL DÍA SEGÚN LA REVISTA BARCELONA DE LA PRESIDENTE DE LA NACION, CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER,:"SI FUERA GENIO HARÍA DESAPARECER A LOS OPOSITORES QUE ALGO HABRÁN HECHO"


“Tengo el mejor oficio del mundo”

“Me cuesta verme como un modernista o pensar que lo que hago es revolucionario en algún sentido que no sea ético. No tengo intención de expandir los limites de la canción, como sí hicieron los modernistas de Virgilio y Homero Expósito, Julio de Caro o Joao Gilberto. Prefiero pensar que me colé en un jardín precioso y que estoy en un rincón intentando hacer crecer alguna florcita”, baja el copete Jano Seitun (letra, música, arreglos, dirección, guitarra, percu, voz y más) al hablar sobre su proyecto Alvy Singer Big Band. Y no miente, porque tampoco duda en asumirse apasionado y enamorado del oficio de cancionero.

La Negación (la canción de clip) pertenece a La Elegancia Vol.2.

Las definiciones sobre lo nuevo y radical vienen a cuenta de que el multiinstrumentista está rodeado de citas que remiten a tiempos lejanos, pero que de ninguna manera son un homenaje a las orquestas de antaño sino que el grupo, que tomó prestado el nombre de pila de Woody Allen en Annie Hall, utiliza desde la actualidad las distintas aristas de la tradición para poder expresarse. “El verdadero desafío está en tratar de laburar con los elementos que a uno lo seducen y armar una salsita propia”, sigue Jano, que comparte con el cineasta americano la pasión por el arte y la obsesión por verbalizar y hacer conscientes los desafíos que se propone.
Ya van tres volúmenes con la gran banda. Todos intentan recuperar el lugar que le corresponde a la canción de amor. Lo perdió en las manos de los compositores mentirosos que gritaron incrédulos el Te Amo a los cuatro vientos en demasiados hits. El reciente, que es El Corazón Fantasma, se hizo “en cancha grande”, parafraseando al frontman más tímido y tierno de la escena de cantautores, porque se grabó con todo el grupo en vivo y cuenta con la participación de Juliana Gattas, María Ezquiaga (Rosal), Pablo Dacal y Tomás Lebrero, entre otros. Sin embargo, Seitun agrega: “Es mi foto del año pasado. Los tiempos editoriales generan que presentes algo que ideaste dos años antes, y encima yo siempre me propuse respetar eso de que hay que dejar que el disco se escuche, después hacer prensa, presentarlo. Llegué a la conclusión de que mi ritmo de producción es otro y que me gusta la idea de la canción como foto de un momento determinado”.
Jano se apropia, para hablar de la creación, del concepto de oficio y lo fundamenta. “La labor de cancionero a mí me vuelve loco. Creo que tengo el mejor oficio del mundo. Fue muy lindo cuando descubrí que uno puede agarrarse de cualquier cosa para componer”, y continúa: “Tiene algo de zapatero. Estás ahí haciendo zapatos todo el tiempo. Algunos te ponen contento, otros no los puede usar nadie. Hacer canciones es como ir a jugar al fútbol, es un ejercicio mental. “Sin desmerecer el oficio, lo que a mí me pasa con las rimas es comparable a la obsesión que veo que le agarra a mi vieja con los sudokus”.
“Lo peor que te puede pasar es sentir que llegaste a algún lugar. Tener comodidad. Nunca quiero estar demasiado cómodo”, comenta el cantante, pero lejos de golpearse el pecho para reafirmar su certeza, se cuestiona, se parodia: “Voy oscilando entre unas pretensiones altísmas y bajísimas a la vez. Por momentos flasheo que quiero ser el bolerista de mi generación y de repente me aferro a la idea de que me escuchen siempre los mismos”.