Hoy fui a ver a Cat Power al Gran Rex. No quiero decir que tengo sensaciones encontradas porque practicamente no dice nada, pero casi que la confusión me obliga. Ella me capturó, fue increíble. No podía dejar de mirarla. De intentar interpretar cada gesto que hacía. Quería saber si la vulnerabilidad que vende era solo un producto. Busqué los hilos revolviendo el cajón de los lugares comunes. Sinceramente, no encontré nada. Todo lo contrario. En el plano sentimental, de las sensaciones terminé pipón. Agobiado por algo que quizás solo me lo provocó a mí, o a todos (no sé). Insisto, agobiado por el desborde de dudas que sentí que expuso ayer Chan Marshall en el escenario del templo de Sandro, Bandana y Teen Angels.
No hay hechos, solo interpretaciones. Por eso creo que la vi incomoda y con una enorme necesidad de demostrar que no la iba a cagar de nuevo. Preocupadísima por el sonido de los microfonos. Perdida en el enorme escenario y con una enorme imposibilidad de asumir el rol de cantante lider. Momentos de relajación con interpretaciones cargadas de mini convulciones, fraseos desgarrados y gestualidad literal. Pidió perdón tres veces. No sé por qué. La banda la rompió, pero quizás la cantidad de convers pseudo cool dylan no ayudó a que el dinamismo y el magnetismo del show se conservara intacto hasta final. Cuando la escuché cantar Angelitos Negros grité y al instante paré. De repente no creí nada. Qué se yo. Un paranoico de mierda.
Cada vez que escuchaba algún comentario de la platea procuraba contestarlo amablemente y claro, terminó regalando rosas como El Gitano de América! ¿Estuvo bueno o el precio hizo que me conformara con enamorarme durante una larga hora y cuarenta minutos de esta señorita?