miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Y si Sebreli fumara marihuana?


Antes de pegar algo muy copado que leí hoy me gustaría aclarar dos cosas. La persona que escribe me resulta desagradable y Juan José Sebreli también.


Por L. Novaresio

Supongamos que mañana Crítica de la Argentina publica en tapa una entrevista al gran Juan José Sebreli, y que allí él confesara que no resiste dejar de fumar todos los días dos cigarros de marihuana, uno mientras revisa sus escritos, otro antes de dormir.


No quiero sumarle otro condimento dramático a la hipótesis imaginando que el padre de Escritos sobre escritos, ciudades bajo ciudades admitiera también su gusto por la cocaína. Pero en todo caso, sólo cabe una pregunta: ¿y? Repito, luego de reflexionar otra vez: ¿y? ¿Alguien osaría retirarle el merecido reconocimiento por haber pensado el existencialismo en sus albores, o por abrir la puerta a muchos para entender mejor a Kojève o Lukács? Sebreli, ¿sería un pensador menos importante si fumara un porro?

Sebreli sostuvo en su último libro Comediantes y mártires que Diego Armando Maradona es otro de los mitos perniciosos de este país (ya se ocupó de Evita, Ernesto Guevara y Gardel), y lo cito, que el director técnico de la Selección nacional de fútbol encarna “lo que no debe ser un deportista: drogado, desordenado, indisciplinado, transgresor sistemático de la máxima mens sana in corpore sano”. En medio de los amagues de Maradona en estos días (amenazó con la renuncia al cargo apenas estrenado sin eludir la pelea con el presidente de la AFA), Sebreli vuelve a ser funcional para condenar al infierno temporal a Diego o convencernos de que los pensadores no entenderán jamás un fenómeno popular y masivo como el fútbol.

Hay mucha literatura sobre el consumo de drogas en autores consagrados. Desde el tratado Escrito con drogas, de Sadie Plant, hasta el por momentos desopilante Paraíso de los escritores ebrios, de Marta Herrero Gil, por citar simplemente dos ejemplos modernos. Se sabe que Baudelaire, Poe, De Quincey, Stevenson, Valle-Inclán, Conan Doyle y tantos otros emplearon de todo un poco (opio, cocaína o haschís) para inspirarse o para modificar la percepción durante el proceso de creación de algunas de sus obras.

Que yo recuerde, no he escuchado a Sebreli renegar de versos como “el verdugo que goza, el mártir que solloza, la fiesta que sazona y perfuma la sangre, el veneno del poder enervando al déspota y el pueblo amante del látigo embrutecedor” porque fueron paridos a la luz de la cocaína. Es cierto: condenar a un futbolista es más apropiado para un pensador que criticar a Baudelaire. Concluyamos: pensar drogado es mucho más honorable que correr en las canchas “puesto”. Raro doble estándar para juzgar.

Se podrá decir que Maradona representa el máximo de la destreza física y que la droga es la antítesis del cuerpo sano. Puede ser. Sería bueno recordar que los mejores momentos del más inmenso deportista de este país fueron forjados en base a talento, habilidad y una pasión que muchos escritores querrían haber impreso en sus textos. Y control antidoping negativo.

Confieso no haber podido jugar a la pelota ni aun siendo el dueño del balón. Veo mal. Mis piernas tienen vida propia desordenada y cabecear me resulta más complicado que leer El Anticristo. Pero jamás olvidaré que un gol a los ingleses (no el de la “mano de Dios”, admirado Juan José, el otro) fue la obra maestra de un artista con pantalones cortos: empezando dentro de su propio campo, Maradona se movió 62 metros en 10 segundos eludiendo a seis jugadores ingleses antes de anotar. La jugada incluyó 12 toques (¡12!) con su pie izquierdo y ninguno con el derecho, tres regates y un giro al comienzo de la jugada.

No pretendo caer en la ramplona comparación entre un texto y un gol. ¿Pero acaso esto no lo merecería? ¿No hay allí pasión irrepetible? Porque de eso se trata, creo humildemente. Que Maradona sea hoy DT de la Selección o represente un espacio de admiración de muchos no implica que sea una aceptación dogmática de su existencia.

Creer eso es convalidar las poses de nuestros días que dividen desde los atriles entre buenos y malos, progresistas y conservadores. Y nadie puede suponer que un intelectual tan fino como Sebreli pueda prestarse a las rotulaciones tan propias de la dirigencia con poder de estos tiempos que ulula por izquierda y cierra por derecha. Denostar a Maradona con tanta saña porque es adicto, algo que parece más ligado al condicionamiento genético o a la exclusión social que al libre albedrío de un intelectual de clase media, es caer en el simplismo maniqueo. Y Diego y Juan José, ambos, no se merecen ese mal momento.

viernes, 21 de noviembre de 2008

FAUNA - LA MANITA DE FAUNA

ESTA NOTA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL SITIO WWW.GLOBAL-ART.COM

Hace pocos días, un amigo que piensa mucho me dijo que para analizar un disco de cumbia había que prestarle atención a tres elementos: el mensaje, lo tímbrico y lo rítmico. Su reflexión me pareció muy acertada y por eso la voy a utilizar ahora. Igual, empezar así, sin discutir al menos un instante si estamos frente a un disco de cumbia, es complejo, pero no importa.

Fauna, la banda de los mendocinos Color kit y Catar_sys, se apropia de los ritmos, algunos sonidos, un poco del lenguaje y mucho de la arenga cumbiera. Así que, de momento, "La Manita de Fauna" es un disco de cumbia; digital, pero cumbia al fin: “Lo único que sé tocar son las mujeres, porque no nací cantor, nací siendo un fucking programador”.

Los mensajes de este género son diversos: de amor -o mejor dicho, desamor- en su vertiente más tropical; de drogas, minas, tangas, desconche, ratis, armas y robos en la villa. En este disco no parecen presentes, al menos no de forma determinante, ninguna de las temáticas. Aunque haya algunos pasajes románticos –“Yo por vos bajaría la luna a pelotazos, mataría una ballena a latigazos, te bajaría los calzones a cadenazos”- y otros que aluden a diversos estimulantes –“hilando fino, tomando vino, fumando pino”-, no llegan a acaparar la totalidad del trabajo. Lo que sí sobra es arenga -y repito la palabra porque no hay otra mejor. Los Fauna quieren que bailes, que te diviertas, que agarres a tu chica, la apoyes de atrás y se muevan disfrutando de la transpiración acumulada entre ambos cuerpos.



Hay concepciones extra racionales que tienen que ver con el lenguaje y hasta la ideología del cuerpo, de lo físico, del esfuerzo, la adrenalina, las sensaciones que generan los roces, “tocando pezones, causando sensaciones”. Y si bien esta cuestión es la que, me parece, limita el análisis, hay otros elementos conscientemente inteligentes dentro del disco: mucha psicodelia, citas al mejor jungle, a distintos folclores regionales y una excelente dominación de la berretada del sonido cumbiero. “Yo no soy rasta, pero mi lírica es mística”, dicen.

Fauna busca divertir –“para la gente que no baila, que tiene la cabeza metida en una jaula”-: si lográs escuchar las palabras debajo de la maraña de ritmo, synths y ruiditos, se te van a pegar las letras y después, cuando las cantes a las siete de la mañana, a punto de desayunar y sin haber dormido, te vas a reír sin parar.

Quizá "La Manita de Fauna" sea un disco excedido, con demasiados puntos altos, que cansa y a veces se olvida de los matices. Pero al ser un debut, la desprolijidad, lo zarpado y lo muy extremo pasan.



Lista de temas: 01. El 04 / 02. El Ri Lac / 03. El Paquito / 04. Los Piratas del Zanjón / 05. Paralelismo Style / 06. El Gauchito Gil / 07. Las Mil Caras (Canibal) / 08. La Picarona / 09. La Colorada / 10. La Funebrera / 11. El Zombie

Recomendados: El Gauchito Gil, La Picarona y El 04. Contacto: www.myspace.com/faunapower

jueves, 20 de noviembre de 2008

martes, 18 de noviembre de 2008

TODOS CONTRA JUAN

Para quien no me conoce me llamo Facundo, Facundo Lozano. No sé si soy periodista pero trabajo de eso. Tengo un programa de radio, se llama Alta Fidelidad y va los lunes por FM La Isla. También escribo, escribo hace unos dos años, no mucho más.
Este blog lo cree con la finalidad de escribir sobre las cosas que me interesaran, después se convirtió en un excelente medio para publicitar los distintos programas que hacía con mis compañeros, también lo utilicé para pegar casi todas las notas que publicaba en el Suplemento Sí! de Clarín, mientras trabajé allí. Ahora, lo retomo con la intención de encontrar la función del blog. Esa que le lleva a algunas personas a volcar las boludeces que meditan mientras viajan en bondi, se toman una birra, miran chimentos, leen el diario o se comen un fosforito de jamón y queso con abundante mayonesa.
Quiero poder mostrar no reflexiones, sino idioteces que pienso, supongo, me pregunto. No creo que lo lea mucha gente, yo quiero escribir un poco, hacerme el ritmo.

Para empezar, para volver, algo que me pone contento, que me hace cagar de risa todos los martes: Todos contra Juan.



El programa creado, producido, protagonizado e promocionado con huevos (le dio una entrevista hasta a Rial) por Gastón Pauls. Este tipo es raro, se lo ve apelando, a veces, a los golpes más bajos o lugares más comúnes para ayudar causas justas y después demuestra, ya por segunda vez (Recuerden Soy tu Fan), tener el ritmo de la nueva comedia, los chistes, la construcción de las historias y los personajes, las citas a distintas películas, autores, todo...muy extraño.

Quizás los intentos sean fallidos, quizás encuentren en la torpe repetición su acta de defunción, pero gente, por dios, en Todos contra Juan hay pasta, ravioles, ñoquis, de todo, de los italianos, grandes, con mucha salsa con estofado y todo.

Todos contra Juan es tan clásico y tan moderno a la vez. En la utilización perfecta del personaje secundario en la comedia (Sebastián de Caro), en la construcción del anti heroe, la propuesta del amigo eternamente enamorado de la amiga. De nuevo, cosas clásicas y también una forma de hacer humor, de reirse con propiedad de la fana, la televisión, la vanidad, lo vago, lo que se esfuma, lo que está en el aire, lo que no es.

Vean Todos contra Juan, despavilensé, menos pose, menos solemnidad, más condensación, más risas, mejor puntería, todo más agudo, más entretenido y mejor.

lunes, 17 de noviembre de 2008

ALBUM: EL FIN DE LA EXPERIENCIA


POR PABLO SCHANTON (GENIO)



Cuando analizamos aquí la irrupción de "Sgt. Pepper" (1967), recordamos que ya desde esa cubierta –donde Marilyn convivía con Stockhausen; Bob Dylan, con Dylan Thomas– se ofrecía una redistribución de los bienes culturales inaudita, más allá de la divisoria "Arte Alto" e Industria Cultural. No sólo había nacido el llamado álbum conceptual sino que también fue el momento en que el rock pudo establecerse como una nueva cultura. Luego con el "blanco" homónino de 1968, y más aún en "Abbey Road" (69) porque dividía su estética según los lados del vinilo, los Beatles abusarían de las posibilidades del formato álbum. De ahí en más, el rock depositó en el álbum sus esperanzas a la vez como cultura y producto. La versión de "Abbey Road" en cd ya había implicado una reducción, una "compactación". Pero fue al llegar la codificación y la compresión cuando la cosa se empezó a desdibujar: con la "desmaterialización", el álbum pierde la coherencia estética de su soporte para "desguazarse". La "experiencia álbum" sólo es recuperable si se suman canciones sueltas, la data que se busque en Wikipedia y la tapa que se baje de alguna página. La canción se reduce a "file", a información. Esa "nanofilia" (la obsesión porque todo sea portable) democratizó el consumo de música pero como Internet crea la adicción por el soporte sobre el contenido, la cantidad termina por primar sobre la calidad y se desarrolla una acumulación viciada que antes, cuando había que pagar por el álbum, era inconcebible. La observación que Jacques Attali hiciera en su libro "Ruidos", de 1977, hoy, que se bajan mp3 gratis como si nada, es aún más vigente: "El almacenamiento se convierte entonces en un sustituto, y no en algo previo al uso. (...) Se almacena lo que se querría encontrar tiempo para escuchar". Justamente, el "tiempo de uso" que exigía la "experiencia álbum" parece gastarse en el "tiempo de cambio" del canje virtual y público de archivos y su bajada privada. Así, en el "infinito sofocante" (Zizek) del ciberespacio, hemos ganado superabundancia de información pero por ahora hemos perdido la intensidad de la experiencia estética que representó el formato álbum. ¿Qué es "Sgt. Pepper" en mp3? Data.

martes, 11 de noviembre de 2008

CONTINUIDAD DE LOS PARQUES

Escuchar Animal Collective dispara todo tipo de delirios y reacciones extremas. Repulsión, quizás, sea la más popular, pero también excitación, miedo, misticismo revulsivo, voodoo y hay quien aseguró haber visto, mientras exprimía las canciones de Here Comes the Indian, que un individuo con una sierra eléctrica lo venía a matar a sangre fría.
Los arrebatos que genera su música son físicos, se sienten. Cada disco construye un escena diferente. Sung Tongs, su trabajo más amable, podría ser un hada bellísima, pero con la cara del piquetero D’ Elía cantando la marcha kirchnerista versión 2011 remixada por el hijo de Silvio Rodríguez –o algo así. Strawberry Jam, último elepé, sería, en cambio, una Lita de Lázzari disfrutando tostaditas caseras con mermelada de frutilla -bien barata, claro.
La destrucción y el bullicio de capas que se arman por encima de melodías ingenuas, pegadizas y amorosas los ubica, según algunos dichos, como un grupo de rock vanguardista. Brian baja el copete: “Jamás podría hablar de nosotros de esa forma. Hacemos canciones, es verdad que Here Comes the Indian (el disco de 2003) fue demasiado extremo y nos trajo tantos problemas como banda que hasta nos separamos, pero tenía que ver con que pasábamos mucho tiempo juntos”, asegura Brian Waitz, alias Geologist. Y sigue: “La relación que tenemos con la oscuridad es grande. Antes era una forma de canalizar las dificultades que teníamos para relacionarnos e incluso para sostener el grupo. Ahora, puede salir de las películas de terror que vemos. Es verdad que el folk y la naturaleza son cosas presentes en los temas, pero tiene que ver con que vacacionábamos todos juntos en ciudades con árboles, lagos y animales”. Un pibe de barrio, ponele.


Muchos escriben que Panda Bear y Avey Tare fundaron el grupo, pero en realidad ellos, Deaken y Geologist fueron compañeros de colegio. “Tuvimos muchos proyectos juntos, Animal Collective fue el último”, aclara Brian.
Panda Bear es la figura más destacada de la banda, tiene dos discos solistas; el segundo, Person Pitch, es una obra maestra de pop alucinado, desprolijo y marciano. Geologist -que no es geólogo, sino que un amigo confundió las ciencias que estudiaba y lo denominó así-, comenta que no quiere lanzarse como solista porque no ve necesario que exista más material de ellos en las disquerías. “Ya tenemos terminado el nuevo disco, además vamos a lanzar un box set con vinilos de la primera etapa de Animal, la que no se conoce. Mayormente son grabaciones en vivo”, asegura Brian desde Nueva York.Esta es la revolución musical que viene desde el norte, en forma de indios, animales, investigadores, árboles, flores, electrónica y rock rabioso. “Nunca nos hubiésemos imaginado que alguien podía escucharnos en Argentina –cuenta Geologist–; conozco muy poco, pero mi novia estuvo por ahí y habló muy bien de la ciudad. Tengo tres días creo, es bueno para empezar”. En vivo, esperemos, logren desarmar la lógica de las canciones y enamorar a los escépticos de la evolución sonora.