viernes, 17 de julio de 2009

DON GATO Y SU PANDILLA

Hoy fui a ver a Cat Power al Gran Rex. No quiero decir que tengo sensaciones encontradas porque practicamente no dice nada, pero casi que la confusión me obliga. Ella me capturó, fue increíble. No podía dejar de mirarla. De intentar interpretar cada gesto que hacía. Quería saber si la vulnerabilidad que vende era solo un producto. Busqué los hilos revolviendo el cajón de los lugares comunes. Sinceramente, no encontré nada. Todo lo contrario. En el plano sentimental, de las sensaciones terminé pipón. Agobiado por algo que quizás solo me lo provocó a mí, o a todos (no sé). Insisto, agobiado por el desborde de dudas que sentí que expuso ayer Chan Marshall en el escenario del templo de Sandro, Bandana y Teen Angels.

No hay hechos, solo interpretaciones. Por eso creo que la vi incomoda y con una enorme necesidad de demostrar que no la iba a cagar de nuevo. Preocupadísima por el sonido de los microfonos. Perdida en el enorme escenario y con una enorme imposibilidad de asumir el rol de cantante lider. Momentos de relajación con interpretaciones cargadas de mini convulciones, fraseos desgarrados y gestualidad literal. Pidió perdón tres veces. No sé por qué. La banda la rompió, pero quizás la cantidad de convers pseudo cool dylan no ayudó a que el dinamismo y el magnetismo del show se conservara intacto hasta final. Cuando la escuché cantar Angelitos Negros grité y al instante paré. De repente no creí nada. Qué se yo. Un paranoico de mierda.


Cada vez que escuchaba algún comentario de la platea procuraba contestarlo amablemente y claro, terminó regalando rosas como El Gitano de América! ¿Estuvo bueno o el precio hizo que me conformara con enamorarme durante una larga hora y cuarenta minutos de esta señorita?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Facundo,
yo también fui. Siempre lo digo (y no es una verdad mía, claro), pero Cat Power es la mina más hermosa de este planeta. Y lo que canta....
Pude acceder al sector Pullman (o sea: no vi un joraca de sus gestos), sin embargo noté que esa angustia no es para nada un producto fabricado por empresarios.

abrazo grande

Mati Córdoba

Agu dijo...

Gran crónica, señor periodista. Mis mayores admiraciones

Anónimo dijo...

Justin Timberlake es mucho mejor. Vos lo sabés...